sábado, 3 de noviembre de 2007

GRUPO CALIMA


Reseña Histórica


Antes de describir lo relacionado con la zona arqueológica de Calima es preciso anotar que este nombre corresponde a un sitio geográfico del departamento del Valle del Cauca, en donde se encontraron objetos arqueológicos de oro, cerámica y piedra ornamental que mostraban características comunes y repetidas, por lo cual fue asimilado más con un estilo que con los grupos indígenas que habitaron la región. Sin embargo, la costumbre consagra el uso, y en general, se denominan "Calima" algunos objetos claramente identificables y que corresponden, sin duda, a desarrollos locales de los artífices de sitios cercanos. De todas maneras, como se han venido anotando a lo largo del libro y de acuerdo con la teoría de Reichel-Dolmatoff, estas técnicas orfebres y alfareras, así como otras manifestaciones culturales, corresponden a variaciones propias de costumbres introducidas a América por parte de migraciones que entraron gradualmente en épocas anteriores a la era cristiana, con un bagaje cultural común que expandieron por extensas áreas del continente aledañas a la región pacífica.
Al analizar en detalle el material, se le encuentra ciertas deferencias estilísticas que algunos arqueólogos atribuyen a desarrollos temporales o pertenecientes a grupos desconocidos; sin embargo, la asociación de ambos en una misma tumba hacen presumir que son productos de antiguas tradiciones y que en algún momento fueron contemporáneos; además. Tales tradiciones al parecer, fueron continuadas por algunos de los pobladores descritos por los cronistas hispanos.
Por el invaluable hallazgo en el sitio de El Bolo, del cual se tubo noticia después de que buscadores de tesoros y gente del lugar lo habían arrasado en su totalidad, y dada la gran cantidad de material asociado en cerca de siete hectáreas que comprenden el cementerio, se pudo concatenar importante información que por años se había acopiado por parte de investigadores, y por el estudio de material obtenido de guaqueros, incansables buscadores y predicadores de los cementerios precolombinos. Por lo tanto, a lo largo de la presente reseña se relacionará lo típico conocido del área Calima con los elementos del hallazgo. Las crónicas hispanas constituyen para el área Calima un valioso documento para ubicar las distintas evidencias arqueológicas, pues a todas luces resultaría incongruente reseñar con prolijidad la cerámica y la orfebrería omitiendo relacionarla con los grupos que por ejemplo, describió el serio cronista Cieza de León. Bien se aprecia que estos tenían complejos pautas religiosas y de culto, emparentadas, de todas maneras, con tumbas, ofrendas y representaciones simbólicas orfebricas y alfareras similares a las aparecidas en los sitios arqueológicos, y además, tuvieron modos culturales similares a los observados en otros grupos precolombinos americanos. Si bien es cierto que no siempre se les conoció su verdadero nombre, si se les describió en detalle con apelativos, como fue el caso de los gorrones que correspondía a un grupo con una organización socio-política y religiosa bien estructurada, que permitiría trabajos comunitarios y a la aparición de gremios especializados para las distintas producciones.
Y en aras de la unidad de investigación sobre esta zona se continuará con los nombres Yocoto, Sonso e Ylama, como tradiciones locales con diferente profundidad temporal dentro del área arqueológica de Calima, debido a que su contemporaneidad y asociación parece evidentes tras consultar el numeroso material de El Bolo. Este demuestra, además, rasgos culturales comunes y una activa movilización de bienes con grupos de une extensa zona del Valle del Cauca, con el resto del territorio y de Ecuador, dada su ubicación geográfica y su extensa red de caminos.

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